En el 23 de Noviembre de 2012 un hombre llamado Alan fue reclutado al ejercito por la fuerza debido a delitos que había cometido en el pasado. El coronel de la sub-división del ejercito al que pertenecía solía ponerles entrenamientos físicos extensivos los cuales resultaban agotadores para Alan por lo que un día decidió faltar, y sin pensarlo dos veces, no fue al entrenamiento matutino del siguiente día. Estaba acostado en su catre cuando alguien toco la puerta –toc toc, Alan decidió no abrir. Volvió a escuchar que tocaban su puerta y esta vez el coronel dijo,
–abre la puerta Alan, se que estas ahí
Alan salió rápidamente por la ventana de el baño y decidió que sería mejor ir a la enfermería, así podría decir que estaba enfermo si su coronel lo descubría.
Paso toda la tarde hablando con la enfermera Sally, quien también fue forzada a cumplir ciertas horas trabajando en el gobierno para cubrir daños a propiedad causados por un choque mientras manejaba ebria.
Sally le dijo,
– ¿Sabes lo tonto que eso suena?
– ¿Qué tiene de malo? –Pregunto Alan.
– Todo!, eso nunca funcionará,
– Esta bien, quédate aquí, yo mañana me voy de aquí.
– No lo creo, –Indicó Sally
Alan salió por la puerta trasera de la enfermería, el cielo estaba tan despejado como en un día de verano. Se dirigió a los dormitorios, se encontró un amigo suyo llamado Erick quien le dijo,
– ¿Dónde estuviste?
– En la enfermería, ¿por?, –Pregunto Alan
– Cuando el coronel te vea te va a matar viejo!
– Si... lo bueno es que estaré muy lejos de aquí cuando me vea
– ¿A que te refieres?, –Pregunto Erick
– Me escapare hoy en la noche.
– Ha! Ha! Alan, tan loco como una cabra
– Es enserio, mañana no estaré aquí
– No lo lograrás, hay guardias por todos lados en la noche
– Iré por la cañería, ¿no quieres venir? –Pregunto Alan
– ¡Ni loco!
Se veía venir la noche y Alan comenzó a empacar sus cosas rápidamente mientras todos estaban cenando en cafetería. Tenía todo en una compacta mochila solo llevaba una linterna en la mano, por lo que tomo una silla y abrió uno de las salidas de aire de los conductos de aire y fue gateando lo mas rápido que pudo. Estaba tan frío como si todo el conducto estuviera congelado, había estudiado los ductos con tanto detenimiento días antes que ya sabia donde doblar a la izquierda o a la derecha sin siquiera mirar por las salidas de aire.
Estaba a mitad de camino casi congelándose cuando ¡BWHAM! Se callo el conducto con Alan dentro. Cuando se levanto descubrió que estaba en la cocina, la cual había cerrado horas antes y con su linterna logro ver la puerta de salida.
De ahí en adelante iría por las asquerosas cañerías hasta la salida al mar, de ahí iría nadando hasta la playa del Rey, el pensaba que quedaba a unos doscientos metros de la salida de cañería pero el nunca había corroborado ese dato. Bajo la escalera que daba hacia las cloacas y se hizo tan pequeña que tuvo que ir pecho-tierra, oliendo y tragando las porquerías que salían rápidamente hacía el mar, era un largo recorrido y vomito un par de veces pero seguía con el espíritu inquebrantable, una vez estando en el mar trato de nadar con todas sus fuerzas, pero el no era muy bueno nadando se sentía como pez fuera del agua.
Se encontraba en mal estado y en su delirio de estar llegando a la orilla Boom! se desmayó. Despertó al día siguiente en una cama y lo que parecía una habitación muy pequeña, se levanto y abrió la puerta inmediatamente oyó el sonido de unas gaviotas y de las olas del mar, estaba en un pequeño bote pesquero, el pescador le dijo,
– Hey, ¡finalmente estas despierto!
– ¿Donde estamos? –Pregunto Alan
– ¿Dónde crees? ¡Es el océano pacifico!
– Eso ya lo se, ¿qué tan lejos estamos de la playa del Rey? –Pregunto Alan confundido.
– Hmm, aproximadamente a 3 millas, te encontré desmayado siendo azotado por las olas del mar contra las rocas, cerca de el gran faro de San Cristóbal ¿cómo llegaste ahí por cierto?
– Había salido de el establecimiento del ejercito y fui a la playa del Rey a tomar el sol –Alan dijo nervioso
– Bueno pues estabas muy lejos de la playa del Rey, el gran faro de San Cristóbal esta a 9 millas de ahí
–¿Podrías dejarme en el puerto de la playa del Rey? Pregunto Alan
– Tienes suerte, ahora me dirijo al puerto de San José y queda muy cerca de la playa del rey.
Así Alan logro llegar a la estación de camiones de Crecent City y fue a Zavala, Texas.
Ahí se reunió con su primo en su granja, su primo le dijo que podía quedarse con él el tiempo que quisiese y seria bienvenido como si fuese el primer día.
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