por Ismael Velázquez Frausto
Había una vez un niño que su mayor ilusión era tener un cohete y dispararlo hacia la luna de queso , pero tenía tan poco dinero en su cochinito que no podía comprar ninguno. Un día, junto a la cochera descubrió una caja que para su imaginación eso era un cohete , pero no se esperaba mayor sorpresa que al abrirla descubrió un casco y ropa plateada , el niño se emociono tanto que rápida mente le pidió a su madre que le pusiera la ropa y el casco y que a la caja le hiciera un agujero en donde el cupiera .
El niño , que al pensar si ya tengo un cohete y mi ropa de astronauta ya podre ir a la luna a comer el queso espacial no se sentía satisfecho con lo que avía echo y comenzó a preparar un escenario para lanzadlo. Durante muchos días recogió papeles de todas las formas y colores, y se dedicó con todo su esfuerzo a dibujar, recortar, pegar y colorear todas las estrellas y planetas para crear un espacio de papel. Fue un trabajo difícil , pero lo que tenia al final fue tan magnífico que la pared de su cuarto parecía una ventana abierta al espacio .(feliz)
Desde entonces el niño disfrutaba cada día jugando con su cohete de caja , hasta que un compañero visitó su habitación y al ver aquel especial escenario, se puso tan celoso que lo empezó a destruir . Aquello casi le volvió loco del coraje , y lo empezó a golpear muy fuerte en la cara .(enojado)
Desde entonces, cada día, al jugar con su cohete de caja , el niño echaba de menos su escenario de papel, con sus planetas, porque realmente disfrutaba mucho más jugando con su escenario . Entonces se dio cuenta de que se sentía mucho mejor cuando jugaba con su escenario que el mismo había construido con esfuerzo e ilusión.(preocupado)
Y así, aquel niño empezó a construir de nuevo el escenario , y cuando creció, se convirtió en el mejor diseñador de escenarios del mundo .
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