por Ismael Velázquez Frausto
Era 1935 Segunda Guerra Mundial, nos habían reclutado a los hombres mas fuertes de Norteamérica a servir con el ejercito por el agotamiento de militares, no me parecía muy buena idea porque yo era muy temeroso pero los del ejercito siempre tenían montones de mujeres y reuniones; al entrar nos llevaron a un campo de entrenamiento, mi grupo era la Commonwealth#225763, a nosotros nos tocaba ir a las islas del Pacìfico, después de destruir Pearl Harbor los japoneses tomaron la mayor parte de Hawaii y nos tocaba recuperarlo. Los primeros días en la isla fueron muy duros, si no te morías en la batalla te mataba el dengue o la deshidratación por tomar agua contaminada, a los tres días que llegue me tocò tomar guardia en la noche por si algún japones se acercaba en la madrugada. Empezamos a oír ruidos tras las palmeras y arboles, de pronto el primer disparo, habíamos matado a un japones, todo se calmo, al momento una ráfaga de disparos hirieron a dos de mis compañeros, yo no había Hecho ningún movimiento hasta el momento en que vi caer a uno de mis compañeros, me arme de valor y empece a disparar tratando de apuntarme, le di al primero. Poco después le di al segundo, esa noche me había sentido orgulloso por haber defendido a mi grupo.
Ya en la mañana me despertó el ruido de aviones enemigos, todos gritaban muévanse muévanse. Corrimos hacia la selva, seguimos corriendo hasta que una bomba cayò frente a nosotros y matò a cinco de nuestro grupo, suerte los que solo caímos al suelo, otros quedaron sordos por el ruido que provoco aquella bomba al detonar frente a nosotros, muchos no vivieron pero teníamos que seguir adelante. llegamos hasta un edificio de la militar, enmedio de la nada la tenían los japoneses, nos separaron en grupos de siete cada grupo, tenias que llegar hasta ese edificio. fuimos acercándonos tratando de que los disparos no nos alcanzaran, mas adelante un maldito japones se hacia pasar por muerto y al quitarlo del camino detono una granada y me quito las dos piernas, al instante caí y le dije a mi compañero que si lograba vivir compartiera mi historia.
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