por Víctor Manuel Córdova Flores
Todo empezó durante el 4° bimestre de mi primer año en secundaria. Las especulaciones eran correctas y el torneo interno de futbol de la escuela iba a comenzar. Era un día que jugabamos futbol en la cancha grande, clásico juego, primero y segundo grados contra tercero. No recuerdo con exactitud el resultado o las características de un juego común y corriente como el de aquel día. Terminó el recreo y llegó Castelazo, el capitán, a decirme que había quedado en su equipo y que jugábamos la próxima semana.
Pasaron unos cuantos días de espera, hasta que cayera el viernes del primer juego. Las clases terminaron y comenzó el recreo, todos nos dirijimos a cancha vestidos de color negro y rojo, cada equipo respectivamente. El partido inició y la tensión se hizo en el ambiente. Pasaron cuarenta y cinco minutos de correr de un lado a otro y sólo conseguimos un gol contra tres que el otro equipo hizo. De igual manera pasaron varios partidos hasta que quedamos eliminados. Ese torneo solo llegamos a ganar dos partidos, que irónicamente fueron contra el equipo campeón, quizá fue suerte o en realidad jugamos bien, no lo sé, pero sin duda ese torneo estuvo lleno de sinsabores y celebraciones que fueron el primer torneo interno de la secunaria que viví.
Todo empezó durante el 4° bimestre de mi primer año en secundaria. Las especulaciones eran correctas y el torneo interno de futbol de la escuela iba a comenzar. Era un día que jugabamos futbol en la cancha grande, clásico juego, primero y segundo grados contra tercero. No recuerdo con exactitud el resultado o las características de un juego común y corriente como el de aquel día. Terminó el recreo y llegó Castelazo, el capitán, a decirme que había quedado en su equipo y que jugábamos la próxima semana.
Pasaron unos cuantos días de espera, hasta que cayera el viernes del primer juego. Las clases terminaron y comenzó el recreo, todos nos dirijimos a cancha vestidos de color negro y rojo, cada equipo respectivamente. El partido inició y la tensión se hizo en el ambiente. Pasaron cuarenta y cinco minutos de correr de un lado a otro y sólo conseguimos un gol contra tres que el otro equipo hizo. De igual manera pasaron varios partidos hasta que quedamos eliminados. Ese torneo solo llegamos a ganar dos partidos, que irónicamente fueron contra el equipo campeón, quizá fue suerte o en realidad jugamos bien, no lo sé, pero sin duda ese torneo estuvo lleno de sinsabores y celebraciones que fueron el primer torneo interno de la secunaria que viví.
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