martes, 29 de noviembre de 2011

Una navidad inolvidable.

por Mariela Solis Aldape
 
Hace mucho tiempo en un lugar muy bonito llamado Bristol había llegado la gran época de todos los años: LA NAVIDAD. Todos estaban muy felices preparando todas sus cosas, adornaban sus casas por dentro y por fuera. Compraban un maravilloso pino para poder decorarlo y para que ahí pusieran todos los regalos.
Todos los días había gente en el centro comercial comprando todos los regalos, el centro comercial estaba casi vomitando de gente, había tanta que era impresionante poder entrar a comprar algo, las filas para pagar estaban enormes, pero valía la pena esperar tanto tiempo. Tan sólo faltando tres días para que llegara la navidad la gente andaba por todos lados pero cuando menos se lo esperaban les llegó una tormenta, pero no una tormenta cualquiera sino que esa tormenta los puso más contentos que nada porque estaba ¡nevando! Todos los niños al ver cómo caía la nieve se abrigaron, se pusieron unas botas y salieron a jugar con todos sus amigos.



Un día un señor salió hacer sus compras, llevaba tantas bolsas que apenas si podía con todo. Cuando iba pasando por la calle había mucha gente en bola, se fue asomar para ver que estaba pasando, entonces vio que todos estaban viendo a un mimo, pero el volteo y dijo: Puf… eso es una tontería.
El mimo escuchó lo que dijo, así que fue detrás de él y lo estaba imitando, toda la gente se estaba riendo porque el señor no tenía idea de por qué se reían, volteó y no vio nada así que continuo con su camino, seguía caminando y el mimo lo seguía imitando, cuando el mimo se distrajo el señor volteó y lo vio, se le quedó viendo con unos ojos de pistola, el mimo estaba tan asustado por que el señor le grito: ¡VUÉLVEME A IMITAR Y VAS A VER! El mimo todo asustado decidió irse, parecía que estaba triste, pero cuando el señor se descuidó el mimo tomó dos de sus bolsas, así que se fue caminando como si estuviera modelando, todos estaban muertos de la risa, cuando el mimo se volteó el señor se le puso enfrente, siguió caminado y se tropezó con el pie del señor, el señor lo volteó a ver y se estaba riendo de él, toda la gente se le quedó viendo, pero el señor era el único que seguía riéndose, nadie le había encontrado al chiste a eso, así que decidieron levantar al mimo, cuando lo pararon el mimo recogió las bolsas y se las entrego al señor, las personas decidieron irse de ahí, el mimo se fue y estaba muy triste porque el único pantalón que le quedaba se le había roto y no sabía qué hacer.

El señor no sabía qué hacer se sentía mal, quería ir a disculparse con el mimo, pero lo malo era que no sabía donde vivía. Decidió esperar hasta el día siguiente para disculparse. En la mañana siguiente el señor salió hacer unas compras, pasó por la calle donde ayer se encontró al mimo pero no lo veía por ningún lado, le preguntó a todas las personas que si no lo habían visto y todas dijeron que no. El señor estaba muy preocupado, se quedó en esa calle por como por más de 3 horas. Pasaban varias personas, pero ninguna de ellas era el mimo. El señor decidió ir a buscarlo a otro lado, pero no tuvo suerte no lo pudo encontrar. Como no lo encontraba decidió ir a buscarlo al siguiente día. Amaneció era un día como todos pero lo más importante era que solo faltaba un día para la navidad, el señor salió de su casa y fue en busca del mimo, cuando llegó la calle vio que había mucha gente reunida y se estaba riendo, el señor se acercó y vio que era el mimo. El señor se sentía feliz porque ahora si podía disculparse con él, pero cuando se acercó más vio que el mimo andaba en short, al ver que andaba con un short el señor decidió ir a comprarle varios pantalones y varias playeras. Cuando llegó al centro comercial vio que todas las tiendas estaban llenas, a él no le importó así que hizo fila para poder entrar. Espero como una hora para poder entrar, cuando logró entrar fue a buscar varios pantalones y varias playeras, después de que las fue a comprar los fue a envolver para podérselos regalar.

Cuando llego a la calle vio que el mimo ya se iba, corrió para poder alcanzarlo, el mimo sintió que alguien lo estaba siguiendo, corrió tan rápido que se escondió en un callejón. El señor lo siguió, vio una sombra y se asomó, vio que era el mimo estaba sentado en un rincón. El señor le dijo: ven, sal de ahí, te tengo que dar algo. El mimo se levantó y salió muy tímido. El señor le dijo ven no te preocupes, no te haré nada, sólo quiero que vengas a cenar a mi casa, ahí estará toda la gente que conoces. El mimo le preguntó: ¿Pero por qué me estas invitando a cenar contigo? El señor le dijo: porque he visto que andas solo todos los días y también porque te tengo que compensar con algo después de que te tire hace dos días, entonces qué dices ¿sí vienes o no? Claro que si, me encantaría.

El mimo agarró sus cosas y se fue con el señor. Cuando llegaron a la casa todos estaban ahí celebrando. El mimo se sentía incómodo pero al ver que todos estaban ahí y le hablaban le dio mucha alegría; después de rato vio que el señor tenía un regalo en las manos, el señor se acercó y le dijo: ten esto es para ti. El mimo estaba tan alegre y sorprendido, cuando lo abrió vio que eran varios pantalones y varias playeras, pero lo mejor era que estaban nuevas el mimo le agradeció tanto, estaba tan feliz porque ya tenía más ropa. El señor al ver su cara se sentía feliz porque había ayudado a alguien después de haberlo tratado mal.

Al día siguiente era navidad, el mimo llego con una sonrisa a la casa del señor y llevó comida. El señor lo pasó, comieron y después salieron a celebrar con los demás en la nieve. Se hizo de noche todos se fueron a su casa pero antes de eso el mimo llegó con el señor y le dijo: “Gracias por haberme hecho pasar la mejor navidad de todas”. El señor muy feliz le dijo: de nada, sabes que de ahora en adelante podrás contar conmigo para lo que necesites.

No hay comentarios:

Publicar un comentario