“Lluvia”.
La
lluvia me bañaba entera. Mis pies estaban empapados y mi ropa igual.
El cielo era negro, era de noche, en un parque. Era yo. Eran muchas
cosas. Y todo se redujo a nada. Era un conjunto de ropa negra,
excepto la camisa azul, que era un contraste. El cielo también
estaba azul y tus ojos me miraban, queriendo llegar hasta mi alma. Tú
sonreíste y yo sonreí... te fuiste.
Te
volví a ver. Estabas escuchando música, con unas gafas de sol tipo
Lennon color negro, como tu cabello, despeinado y hacia arriba.
Entonces me senté a tu lado... y volviste a sonreír. Me preguntaste
por qué iba de negro siempre, me preguntaste si era mi color
favorito. Dije que sí y comentaste que se parecía a mí... era tu
color negro favorito. Entonces sonreí yo.
Hoy
me dijiste que tu canción favorita (del momento) era “Blackbird,
de los Beatles”. Dijiste que te recordaba a mi, pequeña y oscura.
Te dije que la mía era “A heartbreak”, de Angus y Julia Stone”.
Dijiste que también te recordaba a mi. Te iba a proponer cantar una
canción juntos, tu ponías la música y yo las palabras, tú la
guitarra y yo la tinta; pero me besaste y te fuiste.
Al
llegar hoy también me besaste. No objeté nada, de algún modo ya
eramos algo más que amigos... algo menos que novios... ese perfecto
intermedio que me dolía en el corazón. Encontramos un pájaro
atrapado en el tronco de un árbol, lo sacaste y te lo quedaste
cuidando. ¿por qué no me cuidas a mi también?
Hoy
me diste una carta. Dijiste que lo estarías haciendo para
demostrarme todo lo que sentías por mi... yo sentía tanto por ti
que no lo podía ni describir. Hoy me llevaste a tu tienda de discos
favorita. Era una tienda vintage. Me enseñaste AM,
The foo fighters, The cure, Sex and pistols,
Crossfade... Luego te llevé a mi heladería favorita. Ambos pedimos
helado de café con chocolate, los dos dijimos a la vez que odiábamos
los helados de agua. Los dos reímos.
Nos
pusimos de acuerdo para ir a la autopista en la noche... en un
puente... en las alturas, te dije que me daban miedo y más de noche.
Me diste un susto pensando que te caías. Y me abrazaste.
Las
nubes eran bonitas hoy, me llevaste a tu casa y subimos al tejado. Me
diste la mano y estuvimos hasta la noche mirando el cielo. Hacía
frío y me diste tu chaqueta... olía tanto a ti... comenzamos a
hablar de las estrellas, mencionaste que yo soy tu cosmos... y
entonces tuve la esperanza de que había algo eterno.
Era
19 de Mayo. Los dos teníamos ganas de perdernos en algún sitio, así
que fuimos al puente de siempre. Dijiste que te gustaría morir allí.
Yo te miré a los ojos. En mi menté dije “si mueres voy contigo”.
Creo que me leíste el pensamiento, porque volviste a sonreír. El
cielo ya estaba gris y comenzó a llover. Tu pelo estaba ya húmedo y
tu cara llena de mis besos. No sé como los dos terminamos ya a punto
de caer por el pilón, pero con tigo al lado sentía menos temor. Me
abrazaste y me susurraste un débil “te quiero”. Yo te besé. Y
pensé que éramos dos piezas de puzzle, que encajábamos
perfectamente.
Hoy,
a las 5:17 de la madrugada, tu madre llamó llorando. Sé lo que
significa... tú eres parte ya de la autopista. Dijo que te habías
tirado de un puente. Pensé que te daban miedo las alturas, lo
mencionaste junto conmigo.
Hoy
fue tu funeral. Te amo. No lloré. Te amo. En casa rompí todo, mi
espejo, mi ventana... de verdad te amo. No sabes cuánto.
No
lloré nada. Ni cuando tu madre llamó, ni cuando fui a tu funeral.
Lloré en el puente. Nuestro puente. Creo que lo lloré completo. Así
tendrás algo mío. Me dolía todo. La cabeza, las piernas, y sobre
todo... el corazón y el alma. Nunca me recuperaré de ti. Eras como
una resaca eterna. Pero sé feliz ahí. Tengo tanto dolor dentro, que
sólo un mental me lo ha podido quitar. Lo siento.
Hoy,
han pasado cinco meses. Cinco meses de cicatrices y llantos de
madrugada. Hoy también he soñado contigo. Tenías esa sonrisa de
que todo va bien. Tu carta no la leí. Sé todo lo que me querías
decir. La carta la quemé. Te escribiré una y la quemaré para que
te llegue.
Han
pasado siete meses desde que te fuiste. Evito ir a al playa, o comer
helado. Practicamente, me paso los días en mi habitación encerrada,
bebiendo café y escribiendo todo lo que nunca te dije. Has sido mi
primer amor. Ahora, más que nunca, estoy perdiendo la fe en el
mundo. Hoy fui en tren a una ciudad cercana, me encantan los trenes,
siempre de prisa. Quiero ir junto a ti, pero no es el momento aún.
Hoy
es invierno, 29 de diciembre. Ha pasado ya un año desde que te
fuiste. El café sigue siendo mi mejor amigo. Hoy me doy cuenta de
que a veces tus silencios son mejores que las palabras de otros.
Hoy
sé que a pesar de todo, la vida debe seguir. Me refiero, algún día
tendré que ir contigo pero... no creo que sea el momento, pero sé
que llegará, espérame.
no le entendi :(
ResponderEliminarJAJAJAJAJA te mamaste.
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