Amelia,
una niña de 9 años la cual le encanta leer y tiene colecciones de
libros antiguos, fue abandonada por su mamá cuando ella era una
bebé y su padre murió cuando la niña cumplió los 6. Ahora vive con
su tía y cada 12 de cada mes van a visitar a su abuela, la cual esta
muy enferma y su enfermedad no tiene cura. La casa de la abuela es
enorme repleta de habitaciones y con corredores largos. Grandes arcos
de cantera con cuadros de mas de 100 años, la pintura de un color pálido ademas de varios arboles en especial sauces llorones en el
patio.
Amelia
llego con su abuela con un vaso de medicinas para su enfermedad, la
abuela Nell estaba tan mal que no podía levantarse de la cama ni
tomar sus medicinas, ya a los 97 años la abuela no hacia mucho, solo
caminaba unas cuantas veces por los pasillos largos para tomar una
ligera ducha y para convivir con su familia en la sala.
Nell
ya sabía que tarde o temprano su momento iba a llegar, tenía que
decirle el secreto que guardaba su antigua y vieja casa la cual le iba a heredar.
La
tía Alicia que bien se tenía que ir a trabajar, dejó a Amelia con
Nell sola hasta que regresara porque la casa de la abuela estaba muy
lejos de donde Alicia trabajaba.
Al
momento en el que la niña y la abuela se quedan solas, esta última
decidió que era el mejor momento para decirle a su nieta que secreto
guardaba la casa que muy pronto sería suya.
“Nieta
mía, muy pronto llegara el momento en el que me valla de este mundo
y por eso quiero heredarte mi casa, acompáñame”
La
niña ayudo a la abuela a levantarse de la cama y sigilosamente
fueron a una de las muchas puertas que habitaban la casa, la abuela
saco una pequeña llave antigua la cual estaba echa de oro con
pequeños labrados de plata y un escrito que no estaba en latín. La
puerta se abrió cuidadosamente y detrás de esta se encontraba un
cuadro donde por supuesto estaba la abuela con el que alguna vez fue
su esposo, este tuvo un accidente de carro cuando nació su última
hija, esta es la mamá de Amelia, y murió instantáneamente. El
cuadro era ya muy viejo, claro no estaba en las mejores condiciones,
en los bordes unas pequeñas marcas de mordidas de rata y con eses
fecales de animales que manchaban el antiguo y destartalado cuadro,
al costado del cuadro un pequeño agujero en donde cabía exactamente
la llave que llevaba su abuela. Introdujo la llave, la giró
cuidadosamente al lado izquierdo y por el cuadro se dejo ver una
habitación que Amelia no se había percatado en todo el tiempo que
llevaba visitando la casa, en la habitación se encontraban estantes
de todos tamaños y colores y texturas en los cuales se aprecian objetos de un gruesor más grande que cualquier libro pueda tener,
olía a un extraño aroma a polvo con lavanda y entre otros olores
agradables pero a la vez amargos, había toda clase de colecciones,
desde las antiguas de Julio Verne hasta otras muchas que no podré
terminar de mencionar, era un sueño esa biblioteca, era tan grande
que no se podía contar los libros ni siquiera enumerar los estantes
en donde se encontraban.
Ximena Valdés Sánchez
León,Gto,México
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