Por: Nayely Cristina Vázquez Mendiola
Estaba
en una noche oscura. Llovía sin parar, la niebla inundaba con su
miedo a todos. Los niños lloraban, las señoras gritaban, los
señores corrían con espátulas me acuerdo muy bien, yo estaba ahí
era muy chistoso pero a la vez sentía miedo. Todo esto en una noche
cuando el silencio poco a poco cobraba sentido. Me fui parando poco
a poco mientras veía una luz, era muy extraña pero brillaba como un
centenar de estrellas cuando me ganó la curiosidad me fui hacer
cuando acercando poco a poco, mi hermano “ Felipe” me gritaba “No vayas ven ven por favor, dicen que hay algo muy feo” Yo no le hice
caso y seguí caminando.
El
bosque estaba muy oscuro pero tenía que pasar por ahí para ver la
luz que me llamaba mucho la atención. De repente la luz me empezaba
a recordar cosas demasiado tristes y de repente vi como se moría mi
hermano, fue como si alguien me disparara al corazón, empecé a
correr hacia él pero cada vez estaba demasiado lejos, le empecé a
gritar “Perdón, perdón, perdón” hasta que mi perdón se
desvaneció pero de repente vi una cosa enorme parecía chango y el
chango gigante cargaba a mi hermano y lo resucitó. Mi hermano corrió hacía mí y me dijo “ Si te perdono”. Lo abracé tan fuerte que
no lo quería soltar. De repente el chango gigante nos abrazó y
nos dijo “ Yo pie grande” yo y mi hermano les dijimos nuestros
nombres y volvió a decir “ Yo pie grande volver espacio”. Yo lo abracé y le dije “gracias por salvar a mi hermano” y él repitió “yo pie grande volver espacio” Me empecé a reír y le dije en
qué quieres que te ayudemos, él me dijo “yo pie grande nave”.
Volteé a ver y la nave estaba rota, a mi hermano le encanta reparar cosas y le dije ve a reparar esa nave que le debemos un favor mi
hermano fue como flash y la reparó y pie grande nunca volvió.
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