martes, 31 de enero de 2012

Charles Chaplin.

por Valeria Wild Ramírez 

Se despierta el 24 de diciembre de 1977 a las 9:42 a.m. Su enfermera va directo a la cocina a traer el desayuno, enseguida que se da cuenta de que había abierto los ojos, como todos los días, ya que no se puede mover por su demencia senil. Su esposa Oona O'Neill entra a darle los buenos días y le asegura que hoy si podía ir a pasear con él en la tarde hasta el lago, ella se retira. La enfermería llega con la charola del desayuno. Mientras lo ayuda a comer, el piensa y piensa en la mente.

“Hoy me siento cansado como nunca y me llega en seguida un remordimiento impresionante de culpa por dejar solos a mis hijos en los momentos importantes para ellos y que debiesen ser también para mí, por darles ese escaso amor, y que también fue una tontería pensar que la navidad me recordaba la pobreza que yo pasé y no me daba cuenta de lo que estaba pasando en ese momento con mis hijos y conmigo, que llego a un punto de que ellos ya ni vienen con mis nietos a visitarme’’.


Terminando de que la enfermera le diera de desayunar lo sube a la silla de ruedas y lo lleva a bañar, el agua esta a una temperatura tibia caliente, lo lava y le seca después todo el cuerpo con mucho cariño. Lo cambia y lo vuelve a recostar en la cama, ella siempre le dice mientras lo cambia que Charles Chaplin, el hombre del cine, tiene que tener una buena imagen, después le prende el televisor y se vuelve a ir. El en ese momento se da cuenta de que a pesar de tener a su esposa está muy solo. A las 3:00 p.m. vuelve su mujer y lo lleva a la terraza a comer, donde ella lo consentía mucho porque prepara lo que a él le gusta.

Oona siempre en la terraza le lee libros y subraya las frases y párrafos que Charles le dice con sonidos y gestos no muy claros, aunque es muy entretenido cuidarlo, ella siempre lo hace con gusto. Al terminar los dos juntos van caminando directo al lago, el viaje se le hace eterno a él, tiene unas ganas de llegar, esta emocionadísimo por estar ahí y ni siquiera sabe porque pero eso no lo desanima. Al llegar se da cuenta que están cada uno de sus hijos y sus nietos ahí con él, para festejar la noche buena en familia, Charles trató de darles lo más que podía de amor y alegría, aunque no fuese mucho, pero lo intentó sin la intención de liberarse de culpas si no porque él los ama.

Al finalizar la fiesta regresan el par de esposos a la casa, Charles se duerme inmediatamente que lo recuestan en la cama por tan agotado que esta, todos se retiran para dejarlo descansar por tantas emociones encontradas en un solo día.

En la noche se escucha la respiración profunda y fuerte de Charles, se puede percibir la loción que se pone por toda la habitación, lo cual asegura que él se encuentra ahí, y él podía sentir todo lo que estaba pasando.

“Le cuesta mucho trabajo respirar, su pulso empieza a acelerarse, un nudo en la garganta lo agrume todo el cuerpo que no le permita hacer nada, permanece inmóvil, pocos segundos después su respiración ya no se percibe en el ambiente…"

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