por Víctor Manuel Córdova Flores
Gran
Torino es una película especial entre todas las de su género y
seguramente una de las mejores entre el repertorio de Clint Eastwood,
el retirado actor y ahora director de cine. En este filme el papel de actor y director es desempeñado por Eastwood simultáneamente. Por
lo tanto podemos ver personajes y escenas bien logradas en conjunto
con una buena historia que capta la atención de un público diverso.
Un
veterano retirado, más de sesenta años, sobreviviente de guerra y
distanciado de su familia tiene un complicado panorama en la sociedad
actual. Más es así cuando muere su esposa, única acompañante
aparte de su querida perrita Daisy, ya que sus hijos no parecen demostrarle mucho cariño. Así es Walt, una persona de
carácter fuerte y moldeado por los años, no muy dispuesto a cambiar
de parecer repentinamente en las situaciones cotidianas. El jardín,
su mascota, sus herramientas y su Gran Torino de los 70´s son los
valores que rodean su vida. A pesar de todo, es amable cuando la
ocasión lo amerita y sociable también, marcada esta última
cualidad por la cultura masculina de autos americana.
El
vecindario de Walt se ha visto invadido en los últimos años por
algunos ortodoxos integrantes de la cultura Hmong, proveniente de
Asia. Walt no ve con buena cara a sus nuevos vecinos debido a sus experiencias en el frente de batalla
en Vietnam. Ahora que Walt se sienta en su vieja mecedora frente a su casa tiene un panorama muy diferente al de años anteriores, ya que ahora pasan "amarillos" como racistamente les llama.
Por
otro lado, las pandillas representan un problema para muchas colonias
americanas y a Walt le tocan los estragos de sus acciones en el
vecindario. Así es como surge inesperadamente la amistad entre él y
sus vecinos, Su y Thao, ambos jóvenes integrantes de la cultura
Hmong. Este par de hermanos le agradan a Walt por su forma sencilla y
educada de ser, y poco a poco se ganan su confianza además de su
amistad. El viejo propietario del Gran Torino ve en Su una chica
divertida e inteligente, mientras que en Thao percibe su forma
introvertida y sumisa.
La
familia de Thao se verá afectada por una pandilla en donde incluso
existen integrantes familiares. La última se dedicará a cazar a
Thao para unirlo y se vengará del constante rechazo, en donde las
acciones de Walt serán significativas. Sin embargo, las cosas se tornaran cada vez más graves. En el transcurso de la
historia, Walt le enseña al joven Thao, por así decirlo, la hombría
en los Estados Unidos, mediante escenas divertidas y entretenidas, mientras que a la vez, los defiende de un grupo armado de jóvenes que no acepta
derrotas, y menos de un anciano.
El
desenlace de la trama ocurre en la escena donde Walt visita la casa
de la pandilla. El contexto de la escena es lento y tenso debido a
los sucesos que habían ocurrido. Walt reflexiona anteriormente y
decide ir a la casa donde se reúnen para hacer una última
intervención.
La
escena inicia en un plano medio, donde se ve a Walt parado, y frente
a él a su izquierda, la casa que busca. Se hace un cambio de plano a
central, viendo hacia Walt. Así avanza lentamente el viejo hacia la
casa con la calle detrás.
Se
ve una toma de la casa y se nota que lo perciben, se ve movimiento
dentro de la casa. Walt sigue avanzando hacia el destino que ya había
elegido firmemente. Abren la puerta de la casa y pregunta uno de
ellos: ¿Qué hace aquí viejo? Walt responde, por lo tanto se
desarrolla un diálogo intercambiando tomas de un plano americano,
entre la entrada de la casa con los anfitriones nerviosos fuera y
otra de él. En el transcurso salen varios vecinos de sus hogares a
presenciar el incidente, por ello se ven tomas de parte del
vecindario.
Las
cosas se tornan más ríspidas en los comentarios, Walt saca su mano
de la chaqueta aparentando haber tomado algo, debido a eso, los
integrantes de la pandilla de la casa y los alrededores sacan las
armas. Walt dice: nerviosos.. ¿verdad?, mientras que desde la
entrada de la casa gritan “¡cierra la boca!”. Walt simula con su
mano una pistola, tal y como haría un niño (para esto la toma se
cambia a un primer plano largo). Le apunta con su pistola falsa a
todos los jóvenes malandros de la casa y simula dispararles. Los
asiáticos quedan consternados y le apuntan al viejo con muchas
armas.
Walt
saca un cigarro con tranquilidad y pregunta: ¿Tienen fuego?. Todos
se quedan un poco más perplejos. Con el cigarro en boca el viejo
dice: “No, yo tengo fuego”. Él introduce por último su mano en
la chaqueta y comienza a rezar. Para ese entonces todos sabemos que
el viejo Walt es capaz de todo.