miércoles, 21 de noviembre de 2012

El Bosque

por Javier Vargas González.

El lugar estaba frío, los pájaros silbaban débilmente, Era grande, ahí en un claro del bosque había camionetas con hielo en las ventanas por la lluvia, que en la noche anterior había atacado el campamento. Las personas que se encontraban allí en el bosque con frío dentro de sus casas de campaña con sus chamarras y sleeping bags acurrucados en el suelo. Los lobos habían aullado toda la noche anterior a muchas millas más lejos. La fogata ya apagada humeaba débilmente esperando a que quitaran las maderas mojadas y pusieran nuevo carbón y nueva madera, pero eso no pasaría pues el campamento ya había acabado.

Entonces unos lobos entraron en el campamento vieron algo de su agrado un hombre alto, gordo, fuerte, pelón pero con una barba respetable, sus cicatrices y sus arrugas marcas de peleas en bares y el tiempo, su nariz aguileña y tirado en el suelo por tantas cervezas. Los lobos pensaron que ese tosco hombre era como un regalo era tan fácil alcanzaría para toda la manada con un aullido solo uno toda la manada podría comer, pero la codicia alcanzo al grupo de lobos “pero si ellos lo habían encontrado, que la manada buscara su propia comida” entonces el hombre se movió y uno de los lobos lo mordió justo en el cuello y los lobos se llevaron al hombre.

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