miércoles, 18 de noviembre de 2015

La habitación oculta


Amelia, una niña de 9 años la cual le encanta leer y tiene colecciones de libros antiguos, fue abandonada por su mamá cuando ella era una bebé y su padre murió cuando la niña cumplió los 6. Ahora vive con su tía y cada 12 de cada mes van a visitar a su abuela, la cual esta muy enferma y su enfermedad no tiene cura. La casa de la abuela es enorme repleta de habitaciones y con corredores largos. Grandes arcos de cantera con cuadros de mas de 100 años, la pintura de un color pálido ademas de varios arboles en especial sauces llorones en el patio.
Amelia llego con su abuela con un vaso de medicinas para su enfermedad, la abuela Nell estaba tan mal que no podía levantarse de la cama ni tomar sus medicinas, ya a los 97 años la abuela no hacia mucho, solo caminaba unas cuantas veces por los pasillos largos para tomar una ligera ducha y para convivir con su familia en la sala.
Nell ya sabía que tarde o temprano su momento iba a llegar, tenía que decirle el secreto que guardaba su antigua y vieja casa la cual le iba a heredar.
La tía Alicia que bien se tenía que ir a trabajar, dejó a Amelia con Nell sola hasta que regresara porque la casa de la abuela estaba muy lejos de donde Alicia trabajaba.
Al momento en el que la niña y la abuela se quedan solas, esta última decidió que era el mejor momento para decirle a su nieta que secreto guardaba la casa que muy pronto sería suya.
Nieta mía, muy pronto llegara el momento en el que me valla de este mundo y por eso quiero heredarte mi casa, acompáñame”
La niña ayudo a la abuela a levantarse de la cama y sigilosamente fueron a una de las muchas puertas que habitaban la casa, la abuela saco una pequeña llave antigua la cual estaba echa de oro con pequeños labrados de plata y un escrito que no estaba en latín. La puerta se abrió cuidadosamente y detrás de esta se encontraba un cuadro donde por supuesto estaba la abuela con el que alguna vez fue su esposo, este tuvo un accidente de carro cuando nació su última hija, esta es la mamá de Amelia, y murió instantáneamente. El cuadro era ya muy viejo, claro no estaba en las mejores condiciones, en los bordes unas pequeñas marcas de mordidas de rata y con eses fecales de animales que manchaban el antiguo y destartalado cuadro, al costado del cuadro un pequeño agujero en donde cabía exactamente la llave que llevaba su abuela. Introdujo la llave, la giró cuidadosamente al lado izquierdo y por el cuadro se dejo ver una habitación que Amelia no se había percatado en todo el tiempo que llevaba visitando la casa, en la habitación se encontraban estantes de todos tamaños y colores y texturas en los cuales se aprecian objetos de un gruesor más grande que cualquier libro pueda tener, olía a un extraño aroma a polvo con lavanda y entre otros olores agradables pero a la vez amargos, había toda clase de colecciones, desde las antiguas de Julio Verne hasta otras muchas que no podré terminar de mencionar, era un sueño esa biblioteca, era tan grande que no se podía contar los libros ni siquiera enumerar los estantes en donde se encontraban.

Ximena Valdés Sánchez
León,Gto,México

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